30 enero 2009

¿Cuál es la perfecta alegría?

El mismo (fr. Leonardo) relató también que un dìa Francisco llamó a fray Leòn
y le dijo: "Escribe, fray León".
Y él respondió: "Estoy listo".
"Escribe -le dijo- cuál es la verdadera alegría".
Viene un mensajero y dice que todos los maestros de París entraron en la Orden.
Escribe: no es verdadera alegría.
Y lo mismo de todos los prelados del otro lado de los Alpes, arzobispos y obispos;
y lo mismo del rey de Francia y
del rey de Inglaterra. Escribe: no es verdadera alegría.
Y que todos mis hermanos fueron a los infieles y los convirtieron a todos a la fe;
y que tengo tanta gracia de Dios que curo a los enfermos
y hago muchos milagros. Te digo que en todas estas cosas no está la verdadera alegría.

¿Cuál es, entonces, la verdadera alegría? Regreso de Perusa y llego aquí muy de noche y es invierno, con barro y mucho frío, hasta el punto que el agua congelada en el borde de la túnica me golpea las piernas y sangran las heridas. Y lleno de barro, con el frío y el hielo, llego a la puerta y, después de mucho aporrear y llamar, viene el fraile y pregunta: ¿Quién es? Yo respondo: Fray Francisco. Y él dice: "Vete, estas no son horas. No entrarás".
Y al insistir de nuevo responde: "Vete, eres un simple y un ignorante; de ningún modo vendrás con nosotros; somos tantos y tales que no te necesitamos".
Y yo sigo aún en la puerta y digo: "Por el amor de Dios, hospedadme esta noche".
Y èl responde: "No lo haré. Ve al lugar (hospital) de los Crucíferos y pide allí".
Yo te digo que si tengo paciencia en esto y no me molesto, esa es la verdadera alegría y la verdadera virtud y salvación del alma.