03 diciembre 2014

Francisco de Javier

"Qué hermosos son sobre los montes

 los pies del mensajero 
que anuncia paz" (Is 52,7)

Este texto de Isaías, siempre me ha removido por dentro. Tiene una fuerza impresionante, sencillo, y poético. Profundo y esperanzador de PAZ Y ENCUENTRO.

Los pies del que anuncia la paz, que se asoma por el monte, se percibe su silueta en el horizonte, evoca al Padre bueno de la parábola, que cada día salía al ENCUENTRO del Hijo menor que había abandonado el hogar.

Los pies del mensajero...

Pero más hermoso el CORAZÓN de quién recibe al que anuncia la Paz. Evocación del encuentro del zorro y su Príncipe... Si vienes a las cinco, comenzaré a ser feliz desde las tres.
Y los trigales, el viento, las rosas me hablarán de tí....

Así Francisco de Javier, AVENTURERO DE DIOS, MISIONERO INCANSABLE, ENAMORADO DE DIOS....

Pasó dificultades, luchas, fatigas...

Por el anuncio del Evangelio, y sus pies incansables, y su corazón infatigable, le han hecho PATRONO DE LAS MISIONES...

Su voz
Su palabra
Su corazón ardiente en el AMOR ENCENDIDO DE JESUCRISTO, le llevó a arriesgar y aventurarse en tierras del ESPÍRITU, pasar padecimientos, por SER ANUNCIO Y PALABRA de Aquel que se convirtió en el Centro de su vida.

Breve reseña de Francisco

Francisco nació en 1506, en el castillo de Javier en Navarra, cerca de Pamplona, España. 
Era el benjamín de la familia. A los dieciocho años fue a estudiar a la Universidad de París, en el colegio de Santa Bárbara, donde en 1528, obtuvo el grado de licenciado. 
Dios estaba preparando grandes cosas, por lo que dispuso que Francisco Javier tuviese como compañero de la pensión a Pedro Favre, que sería como él jesuita y luego beato, también providencialmente conoció a un extraño estudiante llamado Ignacio de Loyola, ya bastante mayor que sus compañeros. Al principio Francisco rehusó la influencia de Ignacio el cual le repetía la frase de Jesucristo: "¿De qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero, si se pierde a sí mismo?". 

Este pensamiento al principio le parecía fastidioso y contrario a sus aspiraciones, pero poco a poco fue calando y retando su orgullo y vanidad. Por fin San Ignacio logró que Francisco se apartara un tiempo para hacer un retiro especial que el mismo Ignacio había desarrollado basado en su propia lucha por la santidad. Se trata de los "Ejercicios Espirituales". Francisco fue guiado por Ignacio en aquellos días de profundo combate espiritual y quedó profundamente transformado por la gracia de Dios. Comprendió las palabras que Ignacio: "Un corazón tan grande y un alma tan noble no pueden contentarse con los efímeros honores terrenos. Tu ambición debe ser la gloria que dura eternamente". 

Llegó a ser uno de los siete primeros seguidores de San Ignacio, fundador de los jesuitas, consagrándose al servicio de Dios en Montmatre, en 1534. Hicieron voto de absoluta pobreza, y resolvieron ir a Tierra Santa para comenzar desde allí su obra misionera, poniéndose en todo caso a la total dependencia del Papa. Junto con ellos recibió la ordenación sacerdotal en Venecia, tres años más tarde, y con ellos compartió las vicisitudes de la naciente Compañía. Abandonado el proyecto de la Tierra Santa, emprendieron camino hacia Roma, en donde Francisco colaboró con Ignacio en la redacción de las Constituciones de la Compañía de Jesús. Bien dice el Libro del Eclesiástico: "Encontrar un buen amigo es como encontrarse un gran tesoro".

(...)Para ampliar vida de Javier
http://www.corazones.org/santos/francisco_javier.htm