06 diciembre 2008

Cierta vez en la que un científico anciano se paseaba por una playa al despuntar el día,
divisó a lo lejos a un joven que parecía bailar entre la playa y la arena.
El anciano se dijo: "Voy a acercarme a este joven
que parece celebrar con tanta alegría
la llegada de un nuevo día".
Al llegar hasta donde estaba el joven
se dio cuenta de que el joven recogía estrellas de mar de la arena
y las lanzaba de nuevo al agua.
El anciano entonces preguntó:
"Disculpe joven, pero ¿por qué hace Ud. eso?",
a lo que el joven respondió: "La marea está bajando
y las estrellas están quedando atrapadas en la arena,
Yo las devuelvo al mar".
El anciano exclamó: "Pero eso no merece la pena,
la playa es enorme y son demasiadas estrellas".

El joven entonces se dobló, recogió una estrella,
la lanzó al mar y respondió:
"para ésa, mereció la pena".

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