03 febrero 2009





Dios nos ha destinado a obtener la salvación
por medio de nuestro Señor
Jesucristo; él murió por nosotros,
para que, despiertos
o dormidos, vivamos con él.
(1Ts 5,9-10)



Ilumina mi vida Señor, como ese rayo de luz...

Penetra hasta el fondo de mi ser, mi vida, mi corazón...
Hazme consciente para que DESPIERTA, viva en tí,
desde tus actitudes, desde tu estilo.
Señor cada día, vienes a mí en la oración, en la Eucaristía,
en los acontecimientos, en las personas, en las relaciones,
en la Presencia o en la Ausencia....
Haz que despierte a "tu presencia"... que sea consciente de cuánto
haces en mí y por mí...
Como ese rayo que ilumina las sombras, llena mi vida con tu luz...
¡¡ Entra hasta el fondo del alma,
divina luz, y enriquécenos!!
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento (...)
- de la invocación al Espíritu Santo-

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