30 mayo 2009

Ven Espíritu Santo, envía tu luz desde el cielo.

Padre amoroso del pobre; don, en tus dones espléndido;

luz que penetra las almas; fuente del mayor consuelo.

Ven, dulce huésped del alma, descanso de nuestro esfuerzo,

tregua en el duro trabajo, brisa en las horas de fuego,

gozo que enjuga las lágrimas y reconforta en los duelos.

Entra hasta el fondo del alma, divina luz y enriquécenos.

Mira el vacío del hombre si Tú le faltas por dentro;

mira el poder del pecado cuando no envías tu aliento.

Riega la tierra en sequía, sana el corazón enfermo,

lava las manchas, infunde calor de vida en el hielo,

doma el espíritu indómito, guía al que tuerce el sendero.

Reparte tus Siete Dones según la fe de tus siervos.

Por tu bondad y tu gracia dale al esfuerzo su mérito;

salva al que busca salvarse y danos tu gozo eterno. Amén.

INVOCACIÓN AL ESPÍRITU


Ven Espíritu Santo. Despierta nuestra fe débil, pequeña y vacilante. Enséñanos a vivir confiando en el amor insondable de Dios nuestro Padre a todos sus hijos e hijas, estén dentro o fuera de tu Iglesia. Si se apaga esta fe en nuestros corazones, pronto morirá también en nuestras comunidades e Iglesias.

Ven Espíritu Santo. Haz que Jesús ocupe el centro de tu Iglesia. Que nada ni nadie lo suplante ni oscurezca. No vivas entre nosotros sin atraernos hacia su Evangelio y sin convertirnos a su seguimiento. Que no huyamos de su Palabra, ni nos desviemos de su mandato del amor. Que no se pierda en el mundo su memoria.

Ven Espíritu Santos. Abre nuestros oídos para escuchar tus llamadas, las que nos llegan hoy, desde los interrogantes, sufrimientos, conflictos y contradicciones de los hombres y mujeres de nuestros días. Haznos vivir abiertos a tu poder para engendrar la fe nueva que necesita esta sociedad nueva. Que, en tu Iglesia, vivamos más atentos a lo que nace que a lo que muere, con el corazón sostenido por la esperanza y no minado por la nostalgia.

Ven Espíritu Santo y purifica el corazón de tu Iglesia. Pon verdad entre nosotros. Enséñanos a reconocer nuestros pecados y limitaciones. Recuérdanos que somos como todos, frágiles, mediocres y pecadores. Libéranos de nuestra arrogancia y falsa seguridad. Haz que aprendamos a caminar entre los hombres con más verdad y humildad.

Ven Espíritu Santo. Enséñanos a mirar de manera nueva la vida, el mundo, y sobre todo, a las personas. Que aprendamos a mirar como Jesús miraba a los que sufren, los que lloran, los que caen, los que viven solos y olvidados. Si cambia nuestra mirada, cambiará también el corazón y el rostro de tu Iglesia. Los discípulos de Jesús irradiaremos mejor su cercanía, su comprensión y solidaridad hacia los más necesitados. Nos pareceremos más a nuestro Maestro y Señor.

Ven Espíritu Santo. Haz de nosotros una Iglesia de puertas abiertas, corazón compasivo y esperanza contagiosa. Que nada ni nadie nos distraiga o desvíe del proyecto de Jesús: hacer un mundo más justo y digno, más amable y dichoso, abriendo caminos al reino de Dios.
Texto tomado de Pagola

12 mayo 2009

Jesús te invita a....

¡Enamórate!
¡Enamórate!Nada puede importar más que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse de Él de una manera definitiva y absoluta. Aquello de lo que te enamoras atrapa tu imaginación, y acaba por ir dejando su huella en todo. Será lo que decida qué es lo que te saca de la cama en la mañana, qué haces con tus atardeceres, en qué empleas tus fines de semana, lo que lees, lo que conoces, lo que rompe tu corazón, y lo que te sobrecoge de alegría y gratitud. ¡Enamórate! ¡Permanece en el amor! Todo será de otra manera.
Pedro Arrupe sj.

La decisión... Está en tu mano...


Atrévete a llamar...

Gentileza de nuestros hermanos jesuitas....