Vuelvo a leer apasionadamente a Dolores Aleixandre. y enseguida me evoca una de las imágenes más bellas del Adviento, que nos narra Isaías.
El lobo y el cordero pacerán juntos (Is. 11)
Llevo un par de meses tratando de sacar a pasear al cordero, pero el lobo, ha afilado sus fauces últimamente.... y ¡¡ ¡oye, impresiona!! qué tontería, no lo voy a negar.
Conozco bien al cordero, a veces, me da pena, porque vive agazapado en que es débil... y se infravalora.
Le insisto en que la mansedumbre y la ternura, al igual que la miel atraen más que la fuerza y la agresividad.
No se atreve a salir por la presencia del lobo...
Él está ahí... omnipresente, al acecho, desde su fiereza, que todos conocemos y sabemos que es apariencia. No es la primera vez que alguien le hace frente y retrocede con el rabo entre las patas, y el hocico bajo, con la mirada fija en el suelo...
También me da pena, desde pequeño aprendió erróneamente a defenderse y a atacar... y vive en el temor de no ser aceptado, si se presenta tal cual es..., sin su imagen feroz...
Y aquí estoy entre el lobo y el cordero, tratando de que ninguno asome su hocico, sino que aprendan a vivir juntos...
¡¡¡ FELIZ ADVIENTO...!!!
Tiempo de dejarnos ENCONTRAR, CONVERTIR, CONDUCIR, HACIA LA LUZ...
Rincón para el ENCUENTRO, a través de la escritura, la reflexión y el Evangelio. (Jn.21,25)