Después de un verano intenso,
Tengo que reconocer que siempre me da pereza, me cuesta el arrancar, no me apetece nada volver a "ver a la gente...", si me dejara, sería como la típica imagen imagen de los niños que los llevan a rastras su madre al colegio...
o como el chiste ese tan malo... mamá no quiero ir al colegio, porque los niños allí, no me hacen caso y se ríen de mí. Y la madre le dice bien, pues te daré dos razones por las que tienes que ir: tienes 46 años, y eres el director del colegio.
Eso inicio el curso así, un poco "ciega", y solo pido una cosa... ¡Señor, que vea!
Enséñame a ver y mirar por encima de las apariencias...
Pon luz en mi vida y que seamos luz para cuantos entren en contacto con nosotros....
Mateo 9, 27-31
Cuando Jesús salía de Cafarnaúm, lo siguieron dos ciegos gritando: "¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!". Y al llegar a casa, se le acercaron los ciegos, y Jesús les preguntó: "¿Creen que puedo hacerlo?". Ellos le contestaron: "Si, Señor". Entonces les tocó los ojos diciendo: "Que se haga en ustedes conforme a su fe". Y se les abrieron los ojos.
Señor, manten-nos con los ojos abiertos. En tu presencia y compañía.