Dios ES AMOR Y VIDA.
Dios nos ha creado para participar con nosotros su AMOR Y SU VIDA. El fin de nuestra existencia es responder al AMOR de Dios: lo hacemos alabando, reverenciando y sirviend, con amor y por amor, al Dios que nos da AMOR y de esta forma llegar a vivir en COMUNIÓN DE AMOR paa siempre (salvar mi alma).
Todas las cosas creadas - personas y naturaleza- son dones de amor y vida que Dios nos regala para que podamos reconocerle más fácilmente y responder a su AMOR con mayor realidad, en el mundo visible y cercano.
Por consiguiente, tratamos con reverencia y amor todo los dones creados y colaboramos con Dios en ver, que personas y naturaleza vayan orientadas al fin que Dios quiere, que es la armonía y paz del mundo.
Al mismo tiempo nos servimos de los bienes creados "tanto cuanto" nos ayudan para ir directamente a Dios. Si abusamos de los bienes hasta el extremo de hacer de ellos el centro de nuestra existencia, desplazamos a Dios del centro de nuestro corazón, impedimos nuestro crecer como personas de amor y rompemos la armonía del mundo.
En nuestra vida cotidiana hemos, pues, de mantener un estado de equlibrio ("indiferencia", libertad interior), ante los dones creados: no preferir unos más que otros, no desear pobreza más que riqueza, salud más que enfermedad, éxito más que fracaso, una vida larga más que una vida corto, pues todo, absolutamente todo, nos puede llevar al AMOR DE DIOS.
Lo único que deseo y busco es: aquello que puede llevarme "mejor" a amar a Dios, y a un más profundo conocimiento de su vida y AMOR en mí y en los DEMÁS.
