28 febrero 2009

Aprender a discernir con el corazón...

1.- Busco un lugar tranquilo al final del día
2.- Tranquilizo mi cuerpo y mi espíritu
3.- El SEÑOR está aquí, conmigo, ahora;
reconozco su presencia
4.- Revivo, con mi imaginación lo vivido en este día, sin hacer ningún juicio moral. ¿Qué hice?, ¿Con quién estuve...?,¿qué dije...?, ¿qué he vivido hoy?
5.- Intento recuperar los sentimientos que tuve,
desde mi corazón: ¿qué me dió paz, gozo, alegría...? ¿Por qué tuve esos sentimientos....?¿cuál fue su origen...?
¿qué fue lo que me molestó...?¿qué me distanció de otros....?¿por qué tuve esos sentimientos....? ¿cuál fue su origen...?
6.- Doy gracias por la vida vivida esde día: el gozo, y la paz sentidos fueron presencia del Espíritu en mí...
7.- Pido perdón por las distancias, los rechazos, malas intenciones consentidas. Por lo que no me permitió amar, cercer, servir a los demás....
8.- Renuevo la confianza en que Dios me quiere y camina conmigo, y nunca me abandonará. A pesar de todas mis incoherencias.Estoy envuelto en la ternura de Dios.
9.- Pido al Señor seguir siendo su compañera, amiga en la ruta.
10.- Le presento el día siguiente: lo que haré y espero vivir.

Pausa ignaciana... HACERNOS CONSCIENTES DE LA PRESENCIA DE DIOS DÍA A DÍA

Un día, unidad pequeña
de la totalidad de la vida.
Se trata de hacer
una "pausa" diaria,
para buscar y encontrar
a Dios en todas las cosas.
Se trata de cultivar la oración de la vida.
Descubrir lo que me aleja
o me acerca a Dios.
No pretende ser un balance
para saber si estuvimos
bien o mal, ni menos aún
para compararnos con un ideal
que nunca alcanzaremos
y que genera una constante frustración.
Pretendemos acrecentar una relación íntima
y cercana con Dios y,
viendo cómo Él va actuando
en nuestra vida, agradecer y reconocer
los cómos de nuestro crecimiento diario.