Breve entrada como reflexión por ver lo que últimamente veo en mi ciudad. Y también he visto en alguna entrada de twitter.
Siempre que se acercan estas fechas de la primavera, la Pascual, final de abril y llegada de mayo; comenzamos a ver, primero en escaparates y luego en la calle "lo que se va a llevar en las primeras comuniones".
Desde hace años estoy bastante en desacuerdo con el "negocio" que se ha establecido (no desde la iglesia, vaya por delante) sí desde los que buscar llenar las arcas con cualquier medio, con el tema de "la primera comunión"- como bien sabido para muchos, la primera y la última el mismo día-.
Nunca he entendido, ni sé de donde procede esa costumbre de "disfrazar a los niños de marineros"(aunque se van viendo menos, aún quedan): Por emular a "los pescadores" de Galilea mejor serían mejor unos bombachos y una sandalias o los pies descalzos... no sé algo más parecido al relato del Evangelio.
Y ya no digamos si son las chicas, sí me diréis que no soy madre... y bla, bla, bla... pero tampoco he entendido nunca esos vestidos de "novia mini", ese "ser princesa" , me queda por ver alguna a lo "princesa frozen"... (creo que esa fui yo.... allá por los 80, mi madre se empeñó en que mi vestido fuera "azul"... si habéis leído bien, iba de "muñeca vestida de azul, con su camisita....". Yo empeñada en vestir de hábito y sandalia, pero aquello le asustaba).
Este preámbulo es como reflexión a pararnos y como voz de iglesia donde colaboramos, donde tratamos de construir, formarnos, evangelizar, acompañar. Creo que algo estamos haciendo mal en nuestra catequesis, evangelización, pastoral, cuando las celebraciones o la primera comunión, en ocasiones es más "una puesta en escena", "un espectáculo" (lo digo desde el respeto a la elección de la celebración que cada familia desee realizar...).
Pero me llama la atención la pomposidad, la "superficialidad externa" que se percibe en muchas escenas: Regalos desmedidos, trajes, tarjetas, invitaciones, fotos, detalles, recuerdos...
Y no sé realmente donde puede quedar nuestra labor de acercar a los niños a la experiencia de conocer a Jesús, su Evangelio, su modo de proceder, su compromiso con los más desfavorecidos y en la construcción y expansión de un REINO para todos, donde la justicia y el Amor sean la única ley.
No sé, a mí al menos, como educadora en la fe, me da mucho que pensar....
Además no sé si somos un buen testimonio ante otras carencias y necesidades que pasan otros hermanos, sé que se me podrá tachar de cualquier cosa, o decirme que me "meto donde nadie me llama".
Sólo recordaba como hace unos meses en esta Provincia se solicitaba al ayuntamiento la posibilidad de celebrar "comuniones civiles". Adjunto un artículo, que jamás yo podría escribir mejor, José María Rodríguez Olaizola sj. donde describe perfectamente por qué una "comunión" nunca puede ser civil, porque es una celebración eminentemente religiosa,
Yo respeto que cada cual celebre a su modo, pero creo que cuando se ven ciertas "celebraciones" algo estaremos haciendo mal cuando lo que CELEBRAMOS, dista tanto del MENSAJE DE JESÚS Y SU MODO en las expresiones exteriores.
La muestra: en una imagen que ya sabemos vale más que mil palabras.
Algo no funciona bien, cuando al terminar la primera comunión, llega la limusina a recoger a los celebrantes.