Al atardecer de ese mismo día, les dijo: "Crucemos a la otra orilla".
Ellos, dejando a la multitud, lo llevaron a la barca, así como estaba.
Había otras barcas junto a la suya.
Entonces se desató un fuerte vendaval, y las olas entraban en la barca,
que se iba llenando de agua.
Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre el cabezal.
Lo despertaron y le dijeron: "¡Maestro! ¿No te importa que nos ahoguemos?".
Despertándose, él increpó al viento y dijo al mar: "¡Silencio! ¡Cállate!".
El viento se aplacó y sobrevino una gran calma.
Después les dijo: "¿Por qué tienen miedo? ¿Cómo no tienen fe?".
Entonces quedaron atemorizados y se decían unos a otros:
"¿Quién es este, que hasta el viento y el mar le obedecen?".
Enfrentarse
a los propios miedos.
Supone un aprendizaje que nos lleva toda la vida. Jesús
la palabra que más repite en los encuentros de su Resurrección es:¡ NO TEMAS...!
No temas nos acompaña como sintonía, como melodía interior, del Dios de la vida
que nos acompaña en cada tramo.
No
temas fueron las palabras del ángel a María. No temas, El Señor está contigo...
No temas, alégrate...
Aún
en los momentos de dificultad, de sombra, de no saber, de soledad... El Señor
nos invita a CONFIAR, A SOLTAR, A PONER NUESTRA VIDA, DECISIONES, CAMINO EN SUS
MANOS....
No
nos pide grandes cosas, esfuerzos, sacrificios... ¡NOS PIDE CONFIANZA!