ante toda miseria humana,
inspíranos el gesto
y la palabra oportuna
frente al hemano solo
y desamparado,
ayúdanos a mostrarnos
disponibles ante
quien se siente
explotado y derprimido.
Que tu Iglesia, Señor,
sea un recinto
de verdad, de amor,
de libertad, de justicia y de paz,
para que todos encuentren en ella
un motivo para seguir esperando.
(plegaria eucarística V/b)
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