03 febrero 2009

Desde que mi voluntad
está a la vuestra rendida,
conozco yo la medida
de la mejor libertar.


Venid, Señor, y tomad
las riendas de mi albedrío
de vuestra mano me fío
y a vuestra mano me entrego,
que es poco lo que me niego
si yo soy vuestra y vos mío.

A fuerza de amor humano

me abraso en amor divino.

La santidad es camino

que va de mí hacia mi hermano.

Me di sin tender la mano

para cobrar el favor;

me di en salud y en dolor

a todos, y de tal suerte

que me ha encontrado la muerte

sin nada más que el AMOR.

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