18 febrero 2009

Por cuanto soy,
gracias te doy,
por el puro milagro
de vivir.
Y por el ver,
la tarde arder,
por el encantamiento
de exisitir.
Este breve texto,
sacado del himno de vísperas
de hoy miércoles...
Resume lo que el Señor,
trata de darnos a gustar...
EL MILAGRO DE VIVIR...
Reconocer cada día la vida como don,
regalo, con todo lo que lleva de bueno
y menos bueno....
Tratar de descubrirle a Él como El Señor,
el Creador, dador de todo bien...
Reconocer que de nuestra vida,
con cada una, quiere hacer
HISTORIA DE AMISTAD...
PARÁBOLA...
SUEÑO DE DIOS...

No es lo que acontece en mi vida...
lo que sucede en ella, cada día...
sino qué hago, qué descubro, cómo acojo
y recibo lo que sucede en ella cada día...
Jn. 7,37-38
El último día,
el más solemne de la fiesta,
Jesús, puesto en pie,
proclamó en alta voz:
"El que tenga sed,
que venga a mí:
el que crea en mí,
que beba.
La Escritura lo dice:
De sus entrañas,
brotarán ríos de agua viva.

2 comentarios :

Anónimo dijo...

El "milagro" de vivir es para descubrirlo cada dia, es para descubrirlo en cada latir, en cada respiración, en cada gesto, en cada acontecer de la vida.
Pero sobre todo lo descubrimos cuando palpamos nuestros "límites" y sabemos mirarlos con ojos de "posibilidad", con ojos de "salvación", con ojos de Dios. Si, son nuestros propios LÍMITES, quienes nos abren al INFINITO.
Tú que lees esto, no lo olvides cuando estés experimentando, el dolor, el fraso, la dificiltad... no olvides que a veces sólo ellos pueden abrirte las puertas del Infinito.

Anónimo dijo...

El cardenal Rouco leyó una carta de Pablo Domínguez a unas monjas contemplativas: "No quiero acabar esta carta fraterna -y filial- de gratitud, sin hacer mención a la última de las llamadas de Consagración que para todos está cerca: me refiero a la muerte, que es ese encuentro amorosísimo, en abrazo eterno, con el Esposo. Todos tenemos un "día y hora" que el Padre -en su eternidad- conoce. Me interrogo: ¿no deberíamos esperar ese día con el mismo entusiasmo, ardor, deseo y sobrecogimiento ante el Don que nos espera, con que esperamos los acontecimientos de Consagración de esta vida? Suplico al Espíritu Santo que nos conceda mirar ahora nuestra vida con los ojos y el corazón que tendremos en ese momento último y definitivo: ¡Lo que en el momento de la muerte tiene importancia, la tiene ahora! ¡Lo que en ese momento sea accidental, también lo es ahora! En definitiva: ¡sólo Cristo y sólo el Amor es lo importante! Cuando tengáis momentos de turbación, ¡recordadlo! Que no nos seduzca nunca el maligno con máscaras de falsos amores. ¡Sólo Cristo, y sólo su Amor es la Vida!".