Rincón para el ENCUENTRO, a través de la escritura, la reflexión y el Evangelio. (Jn.21,25)
29 diciembre 2010
19 diciembre 2010
26 noviembre 2010
PRINCIPIO Y FUNDAMENTO HOY
25 noviembre 2010
(...)Cuando queremos identificarnos con Jesús, estamos acostumbrados a contemplarle dando: dando su tiempo, su afecto, su presencia sanadora, dando palabras de consuelo y de ánimo, denunciando las injusticias y los abusos de unos hombres sobre otros...y todo eso era una realidad muy potente en su vida. Pero necesitamos contemplarle también recibiendo, en ese intercambio mutuo de saberes y de dones que él tuvo con algunas mujeres.
Jesús vivió una sintonía y una alianza con las mujeres de su tiempo, ellas eran bienvenidas en su estilo de vida y tenían su lugar. De ellas toma experiencias e imágenes para hablar del Reino: la mujer que pone la levadura en la masa (Lc 13, 20-21), la que busca la moneda que se le había perdido y se llena de alegría al encontrarla (Lc 15, 8-10)… La dimensión femenina de la vida le evoca a Jesús las inmensas posibilidades que abre en nosotros la receptividad.
Durante los primeros nueve meses de nuestra gestación todo lo que somos es recibido. La vida en el vientre materno es pura receptividad. Somos en la medida que tomamos. De esa recepción depende nuestro desarrollo. Vamos a fijarnos cómo Jesús aprendió también a crecer en receptividad al amparo de algunas mujeres, sobre todo de aquella mujer pagana y extranjera, que inclinó su cuerpo ante él para pedirle algo no para sí misma, sino para su hija enferma (Mc 7, 24-30)
Es esta mujer anónima quien corre el riesgo y toma la iniciativa de alzar la voz, a pesar de su condición de mujer, de pagana y de extranjera, que le prohibía acercarse a un judío; y se adentra en el riesgo y la inseguridad que todo diálogo comporta.
Nosotros esperaríamos que, como ya ha hecho en otras ocasiones, Jesús se ponga en camino y acompañe a la mujer hacia donde se encuentra la niña, al menos eso había hecho con Jairo. Sin embargo, vemos a un Jesús muy humano con sus estereotipos, y sus prejuicios culturales y religiosos, poniendo límites, estableciendo separaciones:
“ He sido enviado solamente a los hijos de Israel”… (Mt 15, 24)… No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perrillos ” (Mt 15, 26). Nos sorprende porque estamos acostumbrados a creer que Jesús lo tenía todo claro y resuelto en su corazón y vemos cómo aplaza lo que le solicita la mujer. También él necesita hacer un proceso de apertura en su interior, de compresión, de dejar caer lo que separa.
Sabemos lo que le contesta la mujer, en una reacción positiva y audaz: “Es cierto, Señor, pero también los perrillos comen las migajas que caen de la mesa de sus dueños ” (Mc 7, 28). Jesús aún no la había reconocido en su dignidad mientras que ella lo llama “Señor” , y lo invita a abrirse a un Dios mayor; a Aquel que estaba ahí para todos.
Jesús le dirá: “Por eso que has dicho, vete que el demonio ha salido de tu hija ”. En el fondo le está diciendo a la mujer: “tú me has evangelizado, tú me has mostrado a mí una noticia buena”.
Ella le descubre a Jesús hasta donde iba a dilatarse la fecundidad de su vida entregada.
(... si quieres continuar leyendo este arículo pincha en el enlace de Mariola López)
23 noviembre 2010
¡¡BUEN CAMINO!!
Dos palabras,
expresión sencilla
del CAMINO DE SANTIAGO.
En dos palabras, se resume y resuena
20 noviembre 2010
10 noviembre 2010
08 noviembre 2010
SIEMPRE EN CAMINO...
01 noviembre 2010
BIENAVENTURADOS LOS LIMPIOS DE CORAZÓN...
Su proyecto, revelado en Jesús expresado en las BIENAVENTURANZAS.
Que seamos para los demás BENDICIÓN DE DIOS....
"Al despertar, bendecid vuestra jornada, porque está ya desbordando de una abundancia de bienes que vuestras bendiciones harán aparecer.
Al cruzaros con la gente por la calle, en el autobús, en vuestro lugar de trabajo, bendecid a todos. La paz de vuestra bendición será vuestra compañera de camino.
Bendecir significa desea ry quere incondicionalmente, totalmente y sin reserva alguna el bien ilimitado -para los demás y para los acontecimientos de la vida. Bendecir a todo y a todos sin discriminación alguna, porque aquellos a los que bendecís nunca sabrán de dónde vino aquel rayo de sol que rasó de pronto las nubes de su cielo, y vosotros raras veces seréis testigos de esa luz que ha iluminado su vida.
Es imposible bendecir y juzgar al mismo tiempo. Mantened en vosotros, por tanto ese deseo de bendecir como incesante resonancia interior y como una perpetua plegaria silenciosa, porque de este modo seréis de esas personas que son artesanos de la paz, y un día descubriréis por todas partes el rostro mismo de Dios.
P.D.- Y por encima de todo, no os olvidéis de bendecir a esa persona maravillosa, absolutamente bella en su verdadera naturaleza y tan digna de amor, que sois vosotros mismos."
(El arte de Bendecir. Pierre Pradervand )
31 octubre 2010
Ex.33,2-23
El lenguaje de los gestos....
¡¡¡ Buscamos MANOS ABIERTAS!!!
Que sirvan para:
ACOGER...
ESTRECHAR...
ACARICIAR...
TOCAR....
CREAR....
BENDECIR...
CURAR....
ESCRIBIR...
ORIENTAR...
INDICAR...
Por eso no queremos puños.... como expresión de cerrazón, que sirvan para: golpear, dañar, destruir, amenazar...
¿TE ANIMAS A UNIR NUESTRAS MANOS....?
(*)manos de D. Miguel Delibes
23 mayo 2010
FELICIDADES UN AÑO MÁS....
19 abril 2010
Lc. 15,11-31
El bambú
También es obvio que quien cultiva la tierra, no se para impaciente frente a la semilla sembrada, llenándola con el riesgo de echarla a perder, gritándole con todas sus fuerzas: ¡Crece, por Favor, crece!
Hay algo muy curioso que sucede con el bambú japonés y que lo transforma en No Apto para Impacientes: Siembras la semilla, la abonas y te ocupas de regarla constantemente.
Durante los primeros meses no sucede nada apreciable.
En realidad, no pasa nada con la semilla aparentemente durante los primeros siete años.
A tal punto que, un cultivador inexperto, estaría convencido de haber comprado semillas infértiles.
Sin embargo, durante el séptimo año, en un período de sólo seis semanas... la planta de bambú crece ¡más de 30 metros! ¿Tardó sólo seis semanas en crecer?. No, la verdad es que se tomó siete años y seis semanas en desarrollarse.
Durante los primeros siete años de aparente inactividad, este bambú estaba generando un complejo sistema de raíces que le permitirían sostener el crecimiento que iba a tener después de siete años.
En la vida cotidiana, muchas veces queremos encontrar soluciones rápidas, triunfos apresurados, sin entender que el éxito es simplemente resultado del crecimiento interno y que este requiere tiempo.
Quizás por la misma impaciencia, muchos de aquellos que aspiran a resultados en corto plazo, abandonan súbitamente justo cuando ya estaban a punto de conquistar la meta.
Es tarea difícil convencer al impaciente de que sólo llegan al éxito aquellos que se mantienen en forma perseverante y coherente (no los tercos e ilusos) y saben esperar el momento adecuado.
De igual manera, es necesario entender que en muchas ocasiones estaremos frente a situaciones en las que creemos que nada está sucediendo. Y esto puede ser extremadamente frustrante. En esos momentos (que todos tenemos), recordemos el ciclo de maduración del bambú japonés y aceptar que en tanto no bajemos los brazos ni abandonemos por no "ver" el resultado que esperamos, está sucediendo algo dentro nuestro: estamos creciendo, madurando.
Quienes no se dan por vencidos, van gradual e imperceptiblemente creando los hábitos y el temple que les permitirá sostener el éxito cuando éste al fin se materialice.
El triunfo no es más que un proceso que lleva tiempo y dedicación. Un proceso que exige aprender nuevos hábitos y nos obliga a descartar otros. Un tiempo... Como nos cuestan las esperas!
Que poco ejercitamos la paciencia en este mundo agitado en el que vivimos... Apuramos a nuestros hijos en su crecimiento, apuramos al chofer del taxi... Nosotros mismos hacemos las cosas apurados, no se sabe bien por qué...Perdemos la fe cuando los resultados no se dan en el plazo que esperábamos, abandonamos nuestros sueños, nos generamos patologías que provienen de la ansiedad, del estrés... ¿Para qué?
Te propongo tratar de recuperar la perseverancia, la espera, la aceptación. Gobernar aquella toxina llamada impaciencia, la misma que nos envenena el alma.
Si no consigues lo que anhelas, no desesperes... quizá solo estés echando raíces...
RESURRECCIÓN...
Por eso hoy nos reunimos para celebrar LA VIDA… lo hacemos frente a la tierra que nos habla de: camino, caminar, caminantes… de paisaje, de siembra…
Nos evoca la creación, el jardín donde Dios, puso al hombre y la mujer, como su imagen más perfecta….
Estamos en tiempo PASCUAL, de RESURRECCIÓN y en estos días hemos leído en el Evangelio las apariciones de Jesús a sus discípulos y discípulas…
Nuevamente, surge la imagen de la tierra, esta vez no es el jardín de Edén, sino el huerto… donde Jesús fue enterrado, sepultado, como una semilla… para germinar en VIDA al tercer día…
Se aparece a María Magdalena y le llama por su nombre… le hace volver de la muerte (el texto nos dice que estaba girada hacia el sepulcro….), para girarse hacia quien es LA VIDA Y LA RESURRECCIÓN…. El huerto…, la tierra, el hortelano…
La Pascua coincide en primavera… la vuelta del invierno a la vida…. El ciclo vital… que no cesa….
Jesús nos invita a VIVIR RESUCITADOS, puestos en pie… a ser sus testigos como María… después de su ENCUENTRO en el huerto.
23 febrero 2010
Oración de Cuaresma II
¡Qué paciencia, Señor, sobre Tu mundo,
que nosotros tratamos, mal-tratamos,
como si fuera nuestro,
del primero que llegue, el más astuto,
o el más ladino,
o de aquel o de aquella, a quien no duele
pisar a los demás, como se pisa
la uva en el lagar,
o una hormiga, o un escarabajo.
Sigue vuelto, Señor
con tu sol y tu lluvia
para todos,
para buenos y malos,
pacientes y violentos,
víctimas y verdugos,
lloviendo y calentando
esta tierra que somos.
Sigue haciendo germinar
en todos
la semilla que eres
¡Que la hagamos crecer,
sin desmayarnos,
entre tanta cizaña!
Y que dé de comer a mucha gente
pan tuyo y pan nuestro
el que de Ti hemos aprendido
a ser
multiplicándonos
(de “Conversión”, Ignacio Iglesias, sj)
Oración de Cuaresma
remodelándome,
aunque yo me resista.
¡Qué atrevido pensar que tengo yo mi
llave!
¡Si no sé de mí mismo!
Si nadie, como Tu, puede decirme
lo que llevo en mi dentro.
Ni nadie hacer que vuelva
de mis caminos
que no son como los tuyos.
Sigue curvado sobre mí
tallándome
aunque, a veces, de dolor te grite.
Soy pura debilidad, -Tu bien lo sabes-,
tanta, que, a ratos,
hasta me duelen tus caricias.
Lábrame los ojos y las manos,
la mente y la memoria,
y el corazón,- que es mi sagrado-,
al que no Te dejo entrar cuando me
llamas.
Entra, Señor, sin llamar, sin mi permiso.
Tu tienes otra llave, además de la mía,
que en mi día primero Tu me diste,
y que empleo, pueril, para cerrarme.
Que sienta sobre mí tu “conversión”
y se encienda la mía
del fuego de la Tuya, que arde
siempre,
allá en mi dentro.
Y empiece a ser hermano,
a ser humano,
a ser persona.
(de “Conversión”, Ignacio Iglesias, sj)