Quiénes me conocen, saben que me gusta "callejear", y encontrame con la gente de la calle: los que pasean, los peregrinos, las familias, los abuelos, el que lleva prisa, el trajeao que no se entera, solo pendiente del móvil..., los inmigrantes, la madre de familia empujando el carro de la compra, los niños que rien...
Me gusta observar a la gente, de vez en cuando me paro... observo y observo... relatando sus vidas...:
Juan, está en paro, pero sigue manteniendo la alegría y el optimismo por su familia. Carmen, es maestra... este año, se jubila... se dedicará a escribir, su pasión y su vocación. Luis, todo el día en la calle con su furgoneta repartiendo pedidos. Gema, transportista, oficinista, comercial, empresaria, madre de familia, amiga, escritora.... ufff. Clara... es Boliviana, tiene tres hijos y lleva meses buscando trabajo, la renta básica se acaba... y el futuro se pone turbio...
Así voy "asomándome" a la vida de las personas que me cruzo por la calle, y de este modo oro por cada uno, y pido una bendición...
Esta mañana, después de realizar "labores de mantenimiento" (cosa que me encanta...), me fui a dar un paseo por el centro de Pamplona, aprovechando el día primaveral que hoy nos regala Dios.... Y allí estaba, en un tramo del encierro. Se llama Sergio, es músico callejero (siempre me paro con ellos... sé que ciertas vidas "me atraen"...).
Joven, tiene acento andaluz..., viste chándal, y canta... ¡de maravilla!. Me acerco, espero que termine de cantar... y comenzamos a hablar, le echo en la funda de la guitarra los 35 cents. que llevo y le pido disculpas... Me dice con una bonita sonrisa..., para nada, yo... ¡agradecido!
Y le digo lo bien que lo hace, como "le pega" a la guitarra y lo bien que canta... me cuenta un poquito, y agradece mis palabras. Me despido sonriendo otra vez y él también, ya no dice nada porque nuevamente ha empezado a cantar...
Comienzo a subir por la calle Estafeta, y suenan los primeros acordes de "El Jardín Prohibido", no me resisto... y vuelvo sobre mis pasos, le miro otra vez, y sonrio...él sonrie...
Me siento en la curva de mercaderes, en un banco a escuchar....sin más, como dicen mucho por aquí.... Disfrutando de la gente que pasa, del sol y de lo bien que canta Sergio. La gente se acerca le echa monedas... , es un chico simpático... "tiene duende".
Sigue desgranando canciones de lo más variado, algunas muy conocidas... "Noches de bohemía...", y otras que imagino de su repertorio...
Ha hecho, que se me pare el tiempo, que sepa reconocer OTRA PRESENCIA que me dice: para, disfruta, descansa, agradece... CONTEMPLA.... De vez en cuando le miro y sonrio, él también sonrie..., sin dejar de tocar la guitarra y cantar... A lo lejos le hago una foto.
Cuando ya dan las 12,30 en el reloj de San Saturnino... Me levanto, me acerco, y le digo... ya ves... hiciste que me quedara. Vuelve a agradecer, y yo a sonreir...
Comienzo a subir estafeta... y ahora me río, con otros cuatro chicos, que con un casco de vikingo con cuernos... comienzan delante de mí a representar el encierro... tres corredores, y un toro...
Y así, esta mañana, no he podido dejar de agradecer y sorprenderme por la posibilidad de contemplar la realidad "con ojos nuevos".
No hay comentarios :
Publicar un comentario