El pasado 4 de Julio emprendíamos viaje a Málaga, con destino Melilla, un grupo de 38 personas, entre jóvenes, hermanas y MOLAVIM. Para participar en el CAMPO DE TRABAJO organizado por las RMI.
El Campo de Trabajo comprende varias actividades:
COLONIAS.- Financiada por Cáritas, donde hemos atendido a un grupo de 62 niños y niñas de primaria.
GUARDERÍA.- Servicio ofrecido desde las RMI, en casa, para atender a niños desde los 3 a los 5 años.
CLASES DE APOYO, LABORES, ALFABETIZACIÓN, BAILES, DEPORTES, INFORMÁTICA...
Este año, también se solicitó que mantuviéramos el COMEDOR ESCOLAR, donde se han atendido tres turnos de comidas. ( 12, 13, y 14 horas).
Y desde el CETI (El Centro de Estancia Temporal para Inmigrantes), también se solicitó la colaboración de las hermanas, para poder atender clases, y ante todos ofrecer a los niños sirios, que se encuentran en el Centro huyendo de la guerra junto a sus familias, que vivieran un momento de ocio, de respiro, que les posibilitara disfrutar con otros niños y poder asistir a la playa.
Lo primero que podría destacar de mi llegada a Melilla, ha sido la acogida. Algo tan nuestro. La acogida por parte de todos, las hermanas, los jóvenes, los niños, las familias….
El recibimiento cálido y acogedor supuso el sentirnos en casa desde el primer momento.
La llegada al Puerto de Melilla, ofrece una vista y una panorámica preciosa de la Melilla Vieja amurallada, donde el dorado de la piedra embellece la ciudad.
Ya en el autobús, en dirección a nuestra casa, en El Monte de María Cristina, el contraste de la ciudad va haciendo aparición.
A la llegada a nuestra casa, la emoción aumenta al ver el nombre de la calle: Hna Eucaristía, todo un reconocimiento a nuestra hermana y a su servicio, con ella a la labor realizada durante años por las diferentes comunidades que han vivido en Melilla, ofreciendo su trabajo, y servicio a esta ciudad, en medio de este barrio humilde.
Los días comenzaron a pasar rápidos, sin apenas darnos cuenta que la poca separación del estrecho, realmente es la separación de realidades culturales, sociales, religiosas. Que se nos invita a descubrir, reconocer y valorar.
La casa poco a poco fue llenándose de niños, que nos contagian su alegría su ilusión y su agradecimiento.
La labor que hemos desempeñado en estos días es totalmente educativa-preventiva, integrada en nuestro carisma.
Al principio sorprende la realidad, el choque es grande… las casas, las mujeres, los hombres (la vestimenta llama la atención), y sobre todo los niños en la calle.
A medida que te dejas adentrar y te abres a descubrir lo que hay por encima de lo aparente, te sorprende la convivencia y la buena relación entre las diferentes culturas y religiones. Pudimos comprobar la buena convivencia y relación el día que realizamos LA RUTA DE LOS TEMPLOS:
Día especial, tras la jornada de descanso y convivencia con los monitores. Nos adentramos en lo más profundo de la experiencia espiritual de Melilla, visitando la Iglesia más antigua, la Sinagoga y el Templo Hindú. La Mezquita no pudimos por estar en Ramadán los musulmanes. Agradecemos la atención prestada y la gran aportación que nos han hecho con esmerada y atenta explicación cultura, espiritual y religiosa. Donde hemos podido comprobar la buena relación y convivencia de las diferentes culturas y religiones dentro de esta bella ciudad.
Nuestro trabajo ha sido “colaborar” en la labor que desempeña la comunidad, durante todo el año. Aportando nuestra ayuda en los diferentes talleres y actividades organizadas, con el grupo de voluntarios procedentes de: Alicante, Madrid, San Sebastián, Palencia, Segovia, Pamplona, Santander, Roma. Junto con dos prenovicias venidas de Sevilla: María Urmeneta y Nuria Chávez, Hna Cyntia llegada de Roma, Hna. Carmen A. de la comunidad de Cascante, Beatriz O. –Molavim- de la casa de Pamplona, Hna Montserrat M y Hna. Eva García, también de la casa de Pamplona. Y un nutrido grupo de jóvenes voluntarios de la Casa de Melilla.
Nuestro día se ha desarrollado de una manera intensa. Comenzando con un tiempo dedicado a la oración y a la presentación del día desde la famosa oración de la M. Teresa de Calcuta: “El día más bello”.
Tras dar sentido al día desde el encuentro con el Señor, cada grupo nos disponíamos a desarrollar nuestra tarea con los niños del barrio; en las diferentes actividades mencionadas anteriormente, hasta adentrada la tarde. Un trabajo intenso, a la vez que gratificante. Con sus dificultades propias del trabajo con niños y jóvenes, pero lleno de enriquecimiento por saber el valor del trabajo realizado.
Cada grupo ha ido desarrollando sus tareas: clases, excursiones, deportes… a lo largo del día. Por la tarde cada grupo tenía un tiempo de evaluación y después cada tarde hemos tenido formación para los monitores y hermanas.
Atendiendo a las diferentes realidades que hemos ido viendo.
Los temas tratados fueron:
Presentación de la comunidad y nuestra presencia en Melilla, por parte de Hna Mercedes M, superiora de la comunidad.
El MOLAVIM, por parte de Beatriz Olabería, miembro del movimiento.
Interculturalidad, desarrollado por Fadela , delegada de la Consejería de la mujer.
Vicenta María, por parte de Hna Eva G.
Visita a la Divina Infantita, comunidad de Religiosas que acogen a niñas que necesitan un hogar.
Por la tarde hemos participado en la Eucaristía en la parroquia, uniéndonos también a la comunidad cristiana de Melilla, donde hemos tenido ocasión de compartir nuestra experiencia del campo de trabajo.
Lo único que nos queda es AGRADECER desde lo más profundo la experiencia vivida: El tiempo compartido con los voluntarios, como experiencia de bien para ellos; donde vemos que se les sitúa en el camino del compromiso y el descubrimiento de otra realidad, que puede ayudarles en su vida diaria. Insistíamos en lo importante de la reflexión y el dejar reposar la experiencia, para que Melílla cale e su vida, en su quehacer… no que ellos pasen por Melilla.
Agradecer la labor y el servicio oculto, callado de las hermanas que han atendido la cocina, y comedor…, sin contar esfuerzos, ni sacrificios. La buena organización y disponibilidad al servicio de todos los de casa.
Ante todo agradecer la acogida, el testimonio, y el trabajo de la Comunidad que desarrolla su tarea diaria en Melilla, siendo presencia del Dios de la vida, en cada gesto, en cada servicio, en cada atención a cada niño, mujer, familia. Deseando que esta experiencia sea razón de seguir dando testimonio del DIOS DE LA VIDA, del Dios de Jesús, que se hace presente con sus obras, cuando no se puede con la Palabra.
Estamos destinadas a ser ANUNCIADORAS DE LA BUENA NOTICIA, de aquello que hemos visto y oído en estos días.
1 comentario :
Indudablemente es una experiencia que hay que vivir para poder entenderla
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