A veces, en la barca de mi vida, también experimento vaivén.
Las olas amenazantes con hundirme, tratar de impresionarme y recordar que no hago pie, que no toco fondo.
Pero ahí estás tú con tu mano firme: SOSTENIENDO.
Lo sé conozco el mar en que me muevo, la barca en la que transito, pero a veces, el temporal arrecia y nuevamente, debo volverme a ti pidiendo tu mano.
Y sé que aunque a veces, parezca que no estás, tu Palabra y tu mano, sostienen mi fe.
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