"Un paso o dos antes del lugar donde tengo de meditar o contemplar, me pondré en pie, por espacio de un Pater noster, alzando el entendimiento arriba, considerando cómo Dios nuestro Señor me mira" (EE. 75)
Solo en tus ojos puedo leer
quién soy y lo que valgo,
mientras las demás miradas
me zarandean en el vértigo
del abismo o de las cumbres.
Solo en tus manos crecer
tiene el ritmo justo
del sol en el oriente
o de la madera en el tronco
bajo la cáscara cómplice,
mientras me quiere absorber
el instante digital
donde le vértigo seduce.
Solo tu presencia,
tus tiempos y tus ritmos,
sin ansia ni porfia,
despiertan mi secreto
de mi vida interminable,
donde mi futuro
brota de tu misterio
sin deudas y sin ancla.
*Tomado del libro La Pascua de los Sentidos.
de Benjamín González Buelta.
ST 318
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