12 septiembre 2015

ORDENANDO RECUERDOS









Me pide una amiga, que escriba algo acerca una historia que me narra con emoción, y que me eriza el vello una vez más, acelera mi corazón y hace que asomen las lágrimas.

Ella es enfermera vocacional (dato importante...)Pues le va la vida en su profesión, en su buen hacer, desde un compromiso cristiano con la última etapa de la vida


Hoy me contaba la experiencia con M. paciente, que ha sido diagnosticada de Alzheimer, y que es consciente de su enfermedad, del comienzo de su deterioro y posterior evolución, hacia el olvido.

Me dice que recién llegó de realizarse unas pruebas, y escuchar su diagnóstico. Le acompañó a la habitación, y transcurrido un tiempo, empezó a organizar fotos, notas, ropa...Poco a poco fue anotando... Nombre de mis sobrinos, quién es, qué hace, fechas almacenadas en la memoria, el corazón, la vida...

La ropa que le gusta ponerse, el Día del Señor, con el pañuelo a juego, lo anota para que la enfermera sepa cuándo debe ponérselo.

Va envolviendo en papel y en bolsas, recuerdos de una vida, que dentro de poco quizá no recuerde.












Anota en papeles diminutos, pequeños retazos de vida, nombres, fechas, rostros en fotos colocadas en el espejo del cuarto...




Le dice a mi amiga, así al menos si leo lo que pone quizá recuerde algo.

Mi amiga, emocionada respira, traga saliva para aligerar el nudo de la garganta, le abraza, le besa, y le pide permiso para retirarse de la habitación, dejándola con su tarea de "organizar los recuerdos de una vida, para poder mantener el corazón ardiendo".

Sale de la habitación y las lágrimas le resbalan por la cara.

Eleva una oración.

Y yo al escucharla me uno, pido por M. y por cada enfermera que realiza su labor un profundo sentido de ACOMPAÑAR Y CUIDAR LA VIDA HASTA EL FINAL.

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